Juntos somos más fuertes: Unirse en manada por causas nobles
Marlene Rodríguez Miranda, Ricardo Montaner y sus hijos comparten su vida familiar y sus compromisos profesionales con una vida de servicio, dedicación y entrega, cuya recompensa es la inmensa felicidad que sienten al hacerlo y que actualmente se extiende a varios países: Venezuela, República Dominicana, Colombia, India y Jordania.
Directores de Corazón
Contamos con una manada de líderes comprometidos capaces de conectar con los corazones de los demás para que, junto con nosotros, puedan ver, poner en práctica y experimentar el impacto mágico que la generosidad de nuestros donantes tiene en las necesidades de las personas a las que servimos.
¿Qué nos mueve?
Nos conmueve que todos los días, miles de niños, jóvenes y adultos alrededor del mundo enfrentan la pobreza extrema y pierden su derecho a vivir con dignidad.
Nos conmueve la desigualdad que impide que los pobres accedan a bienes y servicios básicos: la falta de alimentos, medicinas y atención médica, higiene personal y vivienda digna donde puedan ver crecer a sus familias, donde puedan construir su futuro. La falta de agua potable, electricidad, acceso a Internet o herramientas de estudio les impide garantizar su subsistencia, su estabilidad y poder cumplir sus sueños.
Nos conmueve la mirada de niños muriendo de hambre, las cifras de malnutrición que congelan el alma y los lugares donde una gota de agua se convierte en un paraíso inalcanzable, donde el techo es nada más que un manto de estrellas y las posibilidades de soñar con un refugio que los proteja y les permita creer en sí mismos parecen remotas.
En The House Project soñamos con un mundo mejor. Decimos no a la desigualdad, no a la falta de alimentos, salud o educación. Trabajamos para brindar libertad, crecimiento y futuro.
Con tu ayuda, nuestra manada puede ser más grande. Únete hoy.

El mejor servicio que podemos brindar a los demás es ayudarles a creer en sí mismos. El primer paso para ayudar a otros a creer en sí mismos es creer en nosotros mismos, no podemos presenciar nada más que lo que somos.

Es imposible dar lo que uno no tiene, la medida del amor hacia el prójimo es el amor hacia uno mismo, sólo a partir de ese amor propio es posible otorgar amor a los demás.

Nadie lo hace solo. Estar en la vida es descubrir que todos somos una familia, una manada, es encontrar que estamos unidos a Dios. La compasión nace del sentimiento de que somos hermanos, que somos uno, y es esta unidad la que nos pone en movimiento.

Siempre escucha primero, sin juicio, exigencias o pretensiones personales sobre los demás, para que nuestro servicio a los demás tenga éxito en articular soluciones tangibles que aporten valor a las diversas necesidades reales. Nuestros hogares son espacios libres que fomentan el diálogo; al escuchar libremente a nuestros semejantes podemos ser nosotros mismos y realmente ayudar a los demás.

Nos enfocamos en las necesidades y vamos directo al núcleo, desde nuestro corazón al corazón de los demás, y sin prejuicios, tocamos en el fondo porque es allí donde todos podemos encontrarnos.

La verdadera alegría no está vinculada al futuro sino en conexión permanente con el momento en que se vive. La alegría de nuestros hogares es ajena a cualquier otro tiempo que no sea el presente en el que disfrutamos de estar en ellos. La verdadera alegría es una fuente de luz.